domingo, 14 de septiembre de 2014

Tute Cabrero

En dirección 
de Delucchi, 
un clásico 
de 
Roberto Cossa






Escribe:
Alejandro Miroli


La obra transcurre en la sección de dibujo de una empresa constructora que lleva varios proyectos. En ella trabajan tres dibujantes: Sosa un hombre con treinta años de carrera (interpretado por Eduardo Juncadella); Carlos Parenti quien tiene 20 años de antigüedad y opera como el jefe informal de la sección (interpretado por Mariano Ulanovsky) y Sergió, un joven dibujante que entró un año antes (interpretado por Gastón Cocchiarela). La gerencia les dice que han considerado una reducción de personal y que en principio dejan que los tres dibujantes decidan entre ellos porque –como dice el gerente- “son un grupo humano”.


Cada uno tiene intereses y posibilidades propias para desear ya alentar que se vaya otro: Sergio el joven y Sosa el mayor a punto de jubilarse son quienes aparecen como los más beligerantes. Carlos es quien recibe la mayoría de los reclamos y quien menos considera que sean ellos los que deben actuar.


El teatro no tiene memoria, y cada reposición de una tragedia es un estreno: nuevas generaciones, nuevas claves de interpretación. ¿Qué sería hoy de un estreno de Edipo Rey sin una mirada cruzada por el empleo que el freudismo hizo de ella? Nuevas técnicas hacen que cada nueva puesta sea una reescritura,  y las metáforas, las metonimias y los otros recursos –la poética entera de dicha obra- adquieren significados y valores nuevos.


Así ”Tute Cabrero”, una obra recurrente del teatro contemporáneo argentino –y una de las obras de mayor densidad de su autor–da una clave de la identidad argentina, tan particular en nuestro continente y en nuestras representaciones sociales: el país de clase media, y en particular el universo de lo que la sociología llamó –desde la clásica obra de Wright Mills– los white collar workers o empleados de “cuello blanco”, que representan el núcleo duro de la identificación social como clase media.

En ese sentido este drama teatral opera como sinécdoque (figura retórica donde la parte –el medio laboral de la oficina de dibujo de Alfa– está por la parte –la clase media argentina–): una situación laboral aparece como norma de una realidad social entera, y en el imaginario argentino la realidad “clase media” aparece como la portadora de características identitarias casi perfectas, casi que todo argentino sería de clase media, que todo el país sería una larga clase media. Y para ello la parte –un departamento de dibujo de Alfa, alguna empresa constructora y de ingeniería civil– en el que las lealtades están supuestas, la autoridad se ejerce con un tono cómplice –las advertencias de Carlos a Sergio por las habituales llegadas tarde que nunca se convierten en sanción, la inocente broma al novato, la incapacidad de ordenar un plan de trabajo–, la endogamia afectiva –la reunión casera de los empleados, la amistad como extensión “natural” del mundo del trabajo– va por el todo: un país preponderantemente de clase media de ascenso social por medio de la educación –la referencia que hace Carlos al decirle a Sosa que cuando el chico se reciba se va a la otra puerta –la de los arquitectos– y va a ganar el doble–. La estabilidad laboral fundada en la lealtad. Sosa y sus frecuentes reclamo de que lo que quiere es simple, el tablero de Jiménez que ya se retiró, y el futuro como promesa. Y un mundo de clase media y de apariencias –Matilde la hermana soltera de Sosa, mencionando que su hermano es un “jefe” y que la mocosa lo “tuteo” –.


Usando el recurso teatral de un espacio único donde se mezclan las viviendas de Carlos, Sergio y Sosa, y los tableros de dibujo de la empresa Alfa. La obra es un drama moderno, un clásico muchas veces repuesto del teatro argentino contemporáneo.

Como sinécdoque el texto funciona, y la puesta de Emiliano Delucchi es fiel, y presenta el drama de esos dibujantes como esas cosas que suceden, que irrumpen en ese orden vital que teníamos armado y que de pronto se muestra frágil y revocable. Y lo hace sin exagerar, poniendo a los personajes en situaciones creíbles –Carlos y su mujer piensan en la casa, las cuotas de la hipoteca, el joven Sergio en la carrera que pudiera llegar a tener en la empresa–.

Como representación la verosimilitud parece fallida: una empresa de nivel medio, por referencias a los proyectos en que está metida, no toma decisiones que dejan un sección lastimada en forma permanente y no maneja en forma tan ingenua una racionalización de personal, un gerente no queda indemne ante una denuncia interna –como es el mensaje final del jefe que directamente parece ignorar el mensaje de Sergio, donde éste advertía las serias deficiencias del trabajo de Sosa y nadie parece tener una estrategia razonable. Se plantan en el tópico “convencer al otro para que decida”, cuando esto es casi imposible.

Eduardo Juncadella y Mariano Ulanovsky llevan muy bien sus papeles, y trasmiten el drama interior de cada uno. María Laura Rolle compone una mujer madura soltera y cargada de miedos y, al mismo tiempo en un cambio de roles bien llevado, a la encargada de la limpieza de Alfa. Gastón Cocchiarale como Sergio, Marina Lamarca como Laura –la esposa de Carlos Parenti y Victoria Sarchi como Gladys –la novia de Sergio acompañan.

Los rubros técnicos están precisos: escenografía, iluminación y vestuario construyen el espacio entrecruzado que pedía la marcación original de Cossa, y proponen los 60.



Cabe señalar que Tute Cabrero tiene un notable antecedente cinematográfico: Tute Cabrero (Juan José Jusid, Argentina, 1968, guión adaptado: Juan José Jusid y Roberto Cossa de la obra homónima de Roberto Cossa, b/n, 65 min.), con Pepe Soriano como Sosa, Juan Carlos Gené como Carlos Parenti y Luis Brandoni como Sergio; película cuya calidad e impacto contribuyeron a hacer de este texto un clásico.


Sinopsis de Prensa:

Sosa, Parenti y Bruni, tres dibujantes, compañeros de trabajo y muy buenos amigos, un día son notificados de que la empresa “Alfa” para la que trabajan, entra en un "plan de racionalización" y se ven obligados a tener que decidir ellos cual de los tres es quien debe abandonar su puesto de trabajo. De pronto sus vidas empiezan a verse alteradas por esa situación, terminando por dejar al descubierto la verdad de quienes son realmente. 

Ficha artística-técnica

Elenco

Sosa – Eduardo Juncadella
Carlos – Mariano Ulanovsky
Sergio – Gastón Cocchiarale
Matilde – María Laura Rolle
Laura – Marina Lamarca
Gladys – Victoria Sarchi

Iluminación Jorge Ferro
Escenografía Emiliano Delucchi
Asesoramiento en vestuario Catalina Motto
Diseño gráfico Juan Manuel Docampo
Fotografía para gráfica Natalia Balza
Fotografía en escenografía Christian Inglize
Operador de luces Nicolás Dominikow – Vanina Falcone
Trailer Nicolás Dominikow
Música Versión de “El pañuelito blanco” Gabriel Belek – Libra Music
Prensa y difusión TEHAGOLAPRENSA
Asistente de dirección Rocío García Márquez
Producción general Gastón Cocchiarale
Dirección Emiliano Delucchi

Agradecimientos especiales:
Agustín Alezzo, Lizardo Laphitz, Natalia Laphitz, Andrea Muller, Raúl Sarchi, Zaida Mazzitelli, Catalina Motto, Juan Manuel Docampo, Natalia Balza, Nicolás Dominikow, elenco de Hablemos a calzón quitado, a nuestras familias y amigos.

Notas y acreditaciones: tehagolaprensa@sion.com

Funciones: Sábados 20 hs y Domingos 21 hs
Entrada general: $90.
(Desc .para est. y jub. / 2x1 con Club La Nación)
TEATRO EL DUENDE  (Aráoz 1469 – CABA)
RESERVAS: Por mail: teatroelduende@gmail.com

Teléfono: 4831-1538


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