martes, 5 de diciembre de 2017

Tango y Borges, la argentinidad absoluta

Las coincidencias del autor
de Ficciones
y de Buenos Aires







Escribe:
Fernando González Oubiña


Desencadena magia esa voz grabada y conocida, la de Borges, que abre un espectáculo simplemente atrapante, la otra voz querida, la de la Licenciada Alicia Ardila, única e histriónica, convocante y dotada de tanta sabiduría borgeana que la presidente de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, María Kodama, aprueba y convalida esta “Borges y Buenos Aires” que es tan placentera de ver y de oír en “Liberarte”.

Como factotum de este espectáculo, Alicia se rodea de maestros, como se denomina tradicionalmente a los músicos, y estos, a quienes les corresponde sobradamente la calificación, son una consistente orquesta de tango cuyo nombre es “Grupo Sur”, sentida referencia a la emblemática revista literaria que circuló entre 1931 y 1970,  que tantas veces contara con el autor de “Ficciones” entre sus páginas, convocado por su amiga Victoria Ocampo quien dilapidó su fortuna en goces mundanos y en la promoción de manifestaciones artísticas de enorme calidad. “Grupo sur” como aquel sur mítico que Borges recorriera desde la concéntrica y diagonal Adrogué, donde su madre Leonor Acevedo de Borges levantara su casa vacacional en 1945, hoy única casa museo que se conserva del autor. El sur, tan entrañable de Borges, de seducciones múltiples, de amores y desamores, de orilleros y matones, el “sur” en escena es música extraordinariamente ejecutada, tango instrumental y cantado, que envuelve y eleva.



Párrafo aparte para el talento del cantante Fernando Crespo, imponente voz y una interpretación ajustadísima en el decir, sin excesos y en ejercicio de una medida cualidad que lo distingue artísticamente, enorme hallazgo de Alicia como convocante de estos artistas. La conjunción del piano, el violín, el bandoneón, el contrabajo el violoncelo y la flauta acompañando a esta voz privilegiada en escena es definitivamente impecable. Los maestros: Carlos Fernández,  Esteban Francisco Turco, Osvaldo Spina, Emanuel Munich y Ricardo Munich se lucen por igual en esa increíble unidad que es una orquesta, donde nadie prepondera pero cada cual tiene su lugar de lucimiento; hay pasajes de Fernández sólo al piano que increpan mansamente las palabras de Alicia, y fantásticos solos ejecutados con gran sensibilidad; un verdadero placer para todos los sentidos. Espectáculo absolutamente for export que se ofrece con dirección musical de Carlos Fernández y dirección artística de Ricardo Miguélez, ambos estupendos en sus áreas haciendo gala de precisión y justeza, se lucen y hacen lucir a todos en escena en esta sentida ceremonia. Mención especial para Marisa Hurtado contrabajista invitada en reemplazo del ejecutante habitual de Grupo Sur.

Hay una cualidad de enamoramiento que Alicia Ardila exuda cuando interpreta las palabras bienhechoras de Borges, porque así lo refiere, siempre expresa su devoción en función de aquellas cosas que la literatura borgeana sanó en ella, quien comunica dotada de claridad y asistida por su erudición; esa carnadura emocional está presente incluso en sus conferencias, tuve el gran privilegio de ser facilitador de dos de ellas en Casa Borges durante el período de mi gestión como coordinador del espacio, y Alicia se salía de cuadro, rompiendo esa cuarta pared del conferencista, arrebatándole el micrófono a la jirafa y dirigiéndose al público como una rock star, no como emisora de contenidos únicamente, descubrí tempranamente ese germen de histrionismo que en “Borges y Buenos Aires” encuentra su hermoso punto de eclosión. La lectura interpretativa de los textos borgeanos es una especialidad de Ardila, vibrante y apasionada, exquisita.

En este espacio virtual no podemos de ninguna manera ser objetivos al hablar de Borges: el director de este blog Héctor Alvarez Castillo, según mi opinión, está destinado a ser quizás el último que pueda dar testimonio, por una cuestión cronológica, de un Jorge Luis cotidiano. Toda esa experiencia personal e íntima la relata en su “Camino a Babel, conversaciones con Jorge Luis Borges” extraordinario libro que Héctor escribió a temprana edad luego de encontrarse repetidamente con el genio.



No pueden faltar a la cita las más célebres palabras, que tratándose de Borges no serán escasas, elijo tres momentos de la literatura y del disfrutable espectáculo que descansa en textos como el “Poema de los Dones”:

Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.
De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden
las albas a su afán. En vano el día
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.…

Luego Alicia nos ofrece visiones individuales de hechos falsos, y nos encanta esa mentira:

…Prendieron unos ranchos trémulos en la costa,
durmieron extrañados. Dicen que en el Riachuelo,
pero son embelecos fraguados en la Boca.
Fue una manzana entera y en mi barrio: en Palermo.
Una manzana entera pero en mitá del campo
presenciada de auroras y lluvias y sudestadas.
La manzana pareja que persiste en mi barrio:
Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga…

Así las proas vinieron a fundarle la patria privada a Jorge Francisco Isidoro Luis, mientras vivió en la casa de las palmeras, con sus verjas de lanzas de hierro, donde nació su hermana y cuya calle hoy lleva su nombre, lo relata de este modo en “Fundación mítica de Buenos Aires”.

Y dentro de este sentido homenaje que es espectáculo, conferencia y recital a la vez,  me quedo con el recuerdo de una electrizante versión cantada y recitada, palabras del autor de El Aleph, música de Astor Piazzola, interpretada a dúo por Crespo-Ardila, es el clímax del show: “Milonga de Jacinto Chiclana”, que vio la luz editorial con un interesante mandato: “Para las seis cuerdas (1965)”:









...Solo Dios puede saber
la laya fiel de aquel hombre.
Señores, yo estoy cantando
lo que se cifra en el nombre.
Siempre el coraje es mejor.
La esperanza nunca es vana.
Vaya, pues, esta milonga
para Jacinto Chiclana.

El repaso por las edades de Borges, sus viajes, sus amores, sus obsesiones, hasta el lento declinar de su capacidad visual halla metáforas personales en la voz de Ardila y dentro de la evocación del genio, todas las inmortales palabras compendiadas por la sensibilidad de Alicia convierten esta celebración en un nuevo y singular género: la primera antología teatral para ser cantada.

La sala llena en una tardecita de domingo, el prolongado aplauso, la gente de pié, los abrazos, las palabras oídas al pasar y todas con el denominador común del agradecimiento, por esa cualidad de acercar, haciendo accesible al autor más traducido, comentado y revisado de la historia de la literatura universal, luego de William Shakespeare, todo eso hace que recomiende muy especialmente este maravilloso espectáculo de tango y palabras inolvidables. Evocación impecable del eterno como al agua y el aire, vivo, permanente e indeleble, nuestro Georgie entrañable.

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